El 26 de abril de 2018, a las 13,15 h nos servían un plato frío encima de la mesa, difícil de digerir y absolutamente complicado de entender. 21 minutos se tardó en leer la sentencia, 21 minutos interminables que acabaron con silbidos colándose en la sala de las 200 personas que estaban a las puertas de la Audiencia de Pamplona. Los sentimientos de decepción, asco, disgusto, miedo, vergüenza y dolor se sucedieron a lo largo de aquel día.
Y aquel día volvimos a salir a la calle porque entendimos que con esa sentencia se sigue legitimando la violencia machista, sí…se legitima…porque se permite que nos violen impunemente, que nos empujen a un portal cinco tíos que nos doblan en tamaño, que nos violen, que nos sometan, que nos roben y que se les condene por hechos que no sucedieron, por abusos sexuales. Pero no fueron abusos sexuales, fue una VIOLACIÓN, con todas las letras, una violación grupal, sin rodeos, sin escapatoria, con total impunidad, sin vergüenza.
Pero la justicia patriarcal ha considerado que no. Que no resistirse y ceder al miedo para sobrevivir no es suficiente para que te consideren una víctima de violación. Y minimizar esa violencia hacia las mujeres es parte de la violencia patriarcal vigente en nuestra sociedad, que campa a sus anchas, victimizando doblemente a las víctimas, riéndose en nuestra cara,
¿Qué mensaje se está transmitiendo a las víctimas? Un mensaje de permisividad a los agresores, responsabilizado a la víctima de la agresión y sembrando dudas sobre su supuesto consentimiento.
¿Con qué cara miramos a nuestras hijas y les decimos que salgan tranquilas a la calle, que se vistan como quieran, y que aunque beban si se van de fiesta y cinco tíos la intimidan y ellas dicen que no…..no les va a pasar nada. Pero, si te resisten te matan y si no te resistes no es violación.
Yo como mujer, me pregunto ¿Qué hago si me violan? ¿Me resisto? ¿Me peleo hasta que me maten? ¿Qué hago? Le pregunto a la justicia ¿Qué hago? O se lo pregunto a la injusticia?
Los hechos probados muestran en los cinco acusados un desprecio hacia la dignidad de las mujeres que resulta incompatible con los principios básicos de igualdad, a veces carentes en nuestro entorno. Y no debemos olvidar que se trata de actitudes muy instauradas, muy permitidas y poco controladas.
Aquella maldita sentencia no está a la altura de lo que exige la sociedad, abre una puerta a la total impunidad para que nazcan manadas por todas partes. La manada es el patriarcado en su máxima expresión.
Ojalá el debate colectivo sobre este caso nos lleve a reformas educativas, sociales y legales para eliminar ese machismo estructural. Ojalá todo ello nos sirva como reflexión para ir hacia una sociedad más justa, igualitaria y no discriminatoria. Para ese proceso, la formación y sensibilización de todas y todos ellos es imprescindible. Por eso, si estás comprometida/o con la igualdad Consultoría IGUAL-AR te ayuda ofertando una gran variedad de talleres y/o charlas. Sensibilización=Prevención.
No hay que permitirse el lujo de pensar que es un fracaso social, porque eso nos quiere hacer creer este sistema patriarcal que nos somete. Seguiremos saliendo a la calle, seguiremos luchando por nuestros derechos.
La sociedad exige que ya basta de violencia machista, que ya basta de justificar violaciones y violadores.
Nos queda apoyar, respetar y solidarizarnos con la víctima, con esa chica que no dijo que no, pero tampoco dijo que sí.
No estás sola.
Queremos ser libres, no valientes.
Basta ya.